Muchos seres todavía están en que todo lo tienen que entender, comprender; se quedan en el pensamiento y no pueden salir de allí. Este es un momento muy fuerte porque están limpiando los egos, que salen y saltan. Si te quieren decir algo disfrazado, aparece lo que hay adentro y ahí aparece el sufrimiento, se ve lo que la máscara oculta. Pero, si puedo verlo y con neutralidad a pesar del sufrimiento, aceptar, perdonar, entonces yo me libero y libero al otro porque salto hacia la unidad, hacia la luz. Y la verdad, surge la paz, si el ego se doble ante el alma y la máscara que asfixia se desvanece.
El ego quiere reconocimiento, pero lo verdadero es lo que con amor cada uno da. El reconocimiento de los otros o su ausencia no es importante. Es parte de las pruebas para superar y asentarse en nuestro propio valor más allá de la aceptación externa. Este tema es complejo, y esa aceptación va más allá del personaje o la máscara que cada uno en su vida elige y que no es verdadera. Como dijimos, es parte del camino de aprendizaje, es aprender a no depender de nadie, y entregar en todas y cada una de las relaciones y situaciones vividas la dependencia de los otros para recibir aprobación, para alimentar al ego y no al alma. Es aprender a unirse inquebrantablemente al Padre para que el alma haga y exprese luz y verdad, esa es la única aprobación necesaria.